Quién te acompañará

Escuchar, juzgar y actuar



“Pero ni se te ocurra apuntarte sol@, en estos casos, lo más sensato es dejarse acompañar.”

Muchos relatos fantásticos presentan al enemigo como algo sobrenatural e invencible para la mayoría y que sólo está al alcance de unos pocos: un dragón, un gigante o el mismísimo Voldemort.

Con el tiempo te vas dando cuenta de que los dragones ni vuelan ni escupen fuego, de que los gigantes no arrastran una maza del tamaño de un chalé y de que El que “no debe ser nombrado” ha perdido su varita mágica en cualquier pub irlandés.

Sin embargo, los gigantes existen y son igual de temibles que los anteriores: la pobreza, el hambre, el desempleo, la violencia en cualquiera de sus formatos y hasta un virus de menos de 200 nanómetros que ha conseguido poner a la sociedad moderna patas arriba. Es posible que aun no te hayas tenido que enfrentar cara a cara con ninguno, pero tarde o temprano podría darse esta situación. Pero no temas, ya que por suerte todos comparten un mismo punto débil: son alérgicos a las sonrisas.

La canción de hoy: “Quién te acompañará”, de Despistaos, habla de cómo combatir a nuestros propios gigantes con las armas más potentes que tenemos: la esperanza, la fe y la felicidad.

Si, vale, sobre el papel todo esto queda genial teniendo en cuenta que muchas veces no somos capaces de afrontar ciertas situaciones tal y como nos gustaría, nos vemos incapaces de reaccionar, como si estuviéramos paralizados. Sin embargo, casi siempre hay un momento en el que saltan todas las alarmas. Es como cuando al coche se le enciende esa bombillita roja que nos alerta de que podemos quedarnos tirados en el arcén sin combustible. Lo bueno de esa luz es que nos puede hacer reaccionar, nos pone en búsqueda de la gasolinera más cercana. Pues lo mismo debería ocurrir cuando seamos conscientes de que la tristeza nos está invadiendo por completo. Deberíamos ser capaces de reunir las fuerzas necesarias para coger las riendas de nuestra vida con la misma actitud que la de esos participantes de carreras por el desierto, en las que lo más importante es llegar a meta sano y salvo. Esta será nuestra carrera más crucial, porque nos va la vida en ello.

Pero ni se te ocurra apuntarte sol@, en estos casos, lo más sensato es dejarse acompañar.

Y tú, ¿adivinas quién te acompañará? Es bastante probable que tardemos tiempo en darnos cuenta, pero, para entonces, cuando miremos a nuestro alrededor Jesús ya estará esperándonos en la salida con las deportivas puestas. Es el mejor compañero que puedes tener, porque Él te conoce más que nadie, sabe que eres brillante y sabe jugar con tu locura para exprimirte, dosificarte e ilusionarte de nuevo. Sólo tienes que caminar junto a Él por el alambre.

Te ayudará a despojarte de tu armadura, porque en estos casos no sirve de nada, es demasiado pesada. Y te devolverá la sonrisa. Ríe por ti, ríe por Jesús, por la vida y ríe por quienes todavía no pueden hacerlo. Lucha y vence a tus gigantes junto a Él.

Endika Prieto (Diócesis de Bizkaia)

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