Entrevistas III Asamblea ACG: Mari Patxi Ayerra

 Mari Patxi Ayerra




 

1.- Por favor preséntese, ¿quién es?, ¿de dónde viene?
Soy Mari Patxi Ayerra, mujer creyente, que he pertenecido a Acción Católica en mis años jóvenes, a la JEC y después he seguido viviendo mi compromiso cristiano en comunidad y con gente de diferentes movimientos. Soy esposa, madre de tres hijos y abuela de 6 nietos.

He sido animadora de grupos en las Aulas de Cultura de Cáritas y participo en la formación en la Escuela de Animación de Madrid, he publicado alrededor de 40 libros de familia, pareja, sexualidad, duelo, oración, cosas del querer, de la vida cotidiana y de Dios. Actualmente me dedico a la pastoral, dando charlas en parroquias y en todo lugar que me invitan. Hago acompañamiento espiritual de personas y escribo oraciones para adultos y niños que publico y le sirven a la gente.

2.-¿Pertenece a Acción Católica o forma parte de alguna asociación eclesial?
Comparto mi experiencia de fe y de vivir la vida ligada a Dios en una comunidad cristiana y animo grupos de oración o encuentros interreligiosos en comunidades religiosas o grupos eclesiales y de célibes.

3.- ¿Ha tenido la oportunidad de profundizar en el material ‘Laicos de parroquia caminando juntos’? ¿Qué le ha parecido?
El folleto de Laicos de parroquia, caminando juntos, me ha parecido interesante, profundo y completo, una buena base para la iniciación de encuentro.

4.- Nos hemos propuesto caminar con los laicos de parroquia para generar una cultura vocacional que nos lleve a ser discípulos misioneros, ¿dónde cree que deberíamos poner mayor fuerza y hacia dónde considera que podríamos avanzar?
Os habéis propuesto caminar con los laicos para generar una cultura vocacional que nos lleve a ser discípulos misioneros. Yo creo que hay que animar a la gente a vivir con intensidad su vocación de contagiar a Dios, a ser luz del mundo y sal de la tierra, a mejorar la sociedad de humanizarla y para eso compartir lo que Dios va haciendo en nuestra vida, pues Dios no se contagia por charlas, sino por confidencias, por virus, como las enfermedades, que no las contagia el que más sabe de ellas sino el que tiene el virus…
Nos hace falta TRABAJAR LAS DISTANCIAS CORTAS, comunicarnos profundamente en la familia, en la escalera, con la gente con la que vivimos, en el trabajo, en el colegio, en el ocio y para ello hace falta DAR LIMOSNA DE LO DE DENTRO, contar la vida, compartir cómo uno sale airoso de las dificultades y cómo Dios nos dinamiza y entusiasma en el vivir, nos sosiega, nos descansa, nos sana con el perdón y con la oración y cómo El nos sigue empujando e ilusionando siempre para vivir amando y comprometidos con todo el que pasa a nuestro lado.

Hacernos EXPERTOS EN EL SER HUMANO, para acompañar la vida de la gente, saber cómo se viven las situaciones. Hay que HACER BARRIO, que es generar relaciones, crear vínculos, estrechar lazos. (Cena de vecinos, adorno ascensor, tiendas, chinos…etc.) Necesitamos contra la increencia una ética común compartiendo valores que cambien el mundo a través e familias abiertas.

5.- Nos planteamos dos retos fundamentales para nuestro encuentro con la sociedad de hoy: El diálogo con la increencia y el desarrollo de una ética común, ¿cuál piensa que es el papel de las parroquias en estos dos retos?
Hoy en día hay cantidad de gente que nunca ha oído hablar de Dios, niños que no tienen ni idea de quién es o que pinta en la vida de las gentes. Los que vivimos en Dios, tenemos que compartir la alegría profunda que nos da, la seguridad, el descanso y sosiego para el alma, la ilusión y cómo nos llena la vida de sentido y de misión.

Vivimos en un “sin Dios” constante ambiental, que hay que catequizar, contagiar, entusiasmar porque nos vean contentos, realizados y plenos, con ganas de trabajar, de hacer familia, de gozar y de mejorar el mundo. Que nuestra alegría profunda les cuestione, nuestra austeridad y sencillez, nuestra despreocupación, nuestra fuerza para poder con las dificultades y con las enfermedades, nuestro no miedo a la muerte… cuando yo bajo cantando en el ascensor, mis vecinos me preguntan de dónde me viene esa alegría o despreocupación y quiero que vean que no es insensatez sino abandono profundo en aquel que sabe más de mí que yo misma y que me impulsa a la plenitud y a mejorar el mundo.

Las parroquias son la comunidad de comunidades, donde la gente alimente su fe y sea un espacio de acogida de dinamización social, de cuidar y acompañar a las personas en su espiritualidad y en su vivir, además de ofrecerle sacramentos y pastoral.  

6.- ¿Cómo cree que podemos conseguir una implicación coherente de los cristianos en el mundo del trabajo, la familia, la política, la cultura?
A veces hemos sido un poco oscurantistas, hemos silenciado nuestro gran tesoro que es este impulso interior a la plenitud, a la realización personal y social, a la excelencia, seamos cada uno lo que seamos y estemos donde estemos.

Hemos de pensar que donde yo estoy hacen falta caricias, presencias acogedoras, testimonios estimulantes, que hay muchos profetas de calamidades, mucha queja, mucho derrotismo y mucha crítica dura hacia los otros. Si somos profetas de la disculpa, de la aceptación y del perdón, en una sociedad que paga dinero por que le cuentes la basura del otro y hace de ella programas interminables de cotillero y morbo, pues los demás igual se plantean vivir de otra manera o comprueban que el amor es posible y el vivir juntos con disculpa y fraternidad también.

Tenemos que ser profetas de otra manera de vivir, intensamente, plenamente, aquí y ahora, no en lo siguiente, y con satisfacción interior, disfrutando de lo que tengo, sin esperar lo de después y gozar cada encuentro, cada relación, cada caramelo o cada helado, porque la vida es como un caramelo que nos lo comemos tan deprisa que no nos enteramos si era de fresa o de menta...

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